Tras realizar un cuestionario de actitudes entre los grupos de adolescentes con padres divorciados y no divorciados, una tesis indica que los hijos de padres divorciados tienen una actitud más favorable hacia el sexo seguro comparado con los hijos que provienen de familias intactas. El estudio concluye que cuanto más jóvenes son los niños en el momento del divorcio de los padres tienen más posibilidad de tener un mayor número de parejas sexuales y, a su vez, muestran una mayor predisposición al uso de preservativo.

Los adolescentes que experimentan el divorcio de sus padres están expuestos a una situación estresante. Sin embargo, según los resultados de la tesis, no muestran un mayor número de conductas de riesgo. El objetivo de la tesis era comparar el comportamiento sexual de los adolescentes con padres divorciados con sus compañeros que tienen familias intactas. Se persigue conocer las diferencias de la edad en que desarrollan la primera relación sexual, el número de parejas sexuales y otros aspectos relacionados con la conducta sexual.

La investigadora de la UMH Elena Carratalá ha recopilado datos de más de 1.200 adolescentes de toda España. Los resultados del estudio indican que la tasa de padres divorciados es del 15% y que la estructura familiar no está relacionada con las conductas de riesgo de los adolescentes, ya que los hijos de familias divorciadas tienen experiencias sexuales muy parecidas a los hijos con padres casados.

Por otro lado, la investigación refleja que el 80% de los adolescentes ha tenido su primera relación sexual con 15 años. Con respecto al uso de preservativo para protegerse de embarazos y enfermedades de transmisión sexual, su uso es menor en los chicos (uso en el 84% de las relaciones) con respecto a las chicas (91%). El estudio muestra un porcentaje elevado de relaciones no protegidas a pesar de las campañas de promoción de la salud sexual.

Además, la tesis incluye una propuesta y una evaluación de un programa de educación sexual en adolescentes con padres divorciados, que concluye que las estrategias genéricas de prevención son válidas también para esta población concreta.

El estudio está financiado por el Instituto de Cultura Juan-Gil Albert de la Diputación de Alicante y está dirigido por los profesores de la UMH Mireia Orgilés y José Pedro Espada.

El problema adicional que se presenta es que la mayoría de los adultos que interactúan de un modo u otro con el adolescente, simplemente no están conscientes de este efecto y suelen atribuirlo a conductas normales de un adolescente. Pero, un adolescente no tiene porque ser un “niño terrible” y es un mito creer que la adolescencia debe ser un tiempo complicado y difícil. De hecho, millones de jóvenes viven su adolescencia como una etapa más de sus vidas enfrentando las dificultades normales que van apareciendo, sin tener que hacer de aquello un drama.

Pero... ¿Cómo ayudar a un adolescente cuyos padres se han divorciado o están viviendo un divorcio? El adolescente que ha perdido la oportunidad de tener un hogar estable y duradero se ve, de pronto, enfrentado a la posibilidad que todo en lo que alguna vez creyó, sea falso. Los adolescentes de hogares divorciados necesitan saber que es posible confiar en alguien. Que existe estabilidad emocional después de todo.

La Dra. Judith Wallerstein, especialista en hijos de divorciados y autora del libro “El legado inesperado del divorcio”, descubrió que aquellos jóvenes que recibieron la ayuda comprensiva de un adulto no desarrollaron problemas sociales profundos como aquellos que fueron dejados solos. El adolescente de padres divorciados necesita que los adultos de su entorno le den afecto y le hagan sentir seguro. Le den la seguridad de que, no importa cuál sea la circunstancia, no serán abandonados ni despreciados.

Es importante acompañar a los hijos adolescentes de padres divorciados en sus primeras relaciones afectivas y en sus experiencias amorosas, para que no sufran ansiedad creyendo o esperando que van a fracasar al igual que lo hicieron sus padres. Wallerstein demuestra que la mayoría de los chicos cuyos padres se divorciaron siendo ellos aún pequeños evidencian una serie de ansiedades y problemas precisamente en la etapa en la que comienzan sus relaciones amorosas o deben elegir pareja, tal vez, porque las ansiedades acumuladas en dicho momento afloran con todo el impacto emocional que aquello conlleva.