Las cosas han cambiado. Antes evocar la palabra erotismo era deleitar a la mente con millones de ideas, de imágenes, de escenas que acudían a ella para dar un ejemplo vivo, llamativo, vibrante, de lo que era el erotismo. Ahora, quizás por el hecho de que ya no es tan tabú ni está tan perseguido, el erotismo se ha convertido en algo que no te hace reaccionar, en algo que pasa por delante y no te das cuenta porque no le prestas atención. ¿Dónde están esas sensaciones que antes te provocaba el erotismo, la lujuria, la pasión, el placer, el amor? ¿Dónde han quedado cuando todo parece tan cansado de todo?

Que la sexualidad esté presente y además sea una sexualidad sana, que sirva para no considerarla un tabú ni algo que haya que ocultar o temer es bueno. Pero, que el exceso de sexualidad, el hecho de que se tome como algo frívolo, no es bueno. En una relación de pareja, la sexualidad es importante pero tanto o más importante es el erotismo, el lograr reacciones a las sensaciones, emociones en las acciones que se hacen.

Cuando una pareja acaricia a la otra, ¿qué sensación produce? ¿Qué cosquilleo recorre a la otra persona? Un momento, ¿te correo un cosquilleo? ¿Te hace cerrar los ojos y deleitarte en el suave roce de la mano o el cuerpo del otro? ¿Te imaginas cómo esa simple acción puede ser la desencadenante de un beso, un abrazo, un gozo o un deleite? ¿No? Entonces es que no hay erotismo.

Hoy día es difícil encontrar el erotismo porque se han perdido todas esas emociones. En el párrafo anterior has leído, narrado, lo que una persona debería sentir cuando la pareja que ama la toca. No quiere decir que siempre tenga que ocurrir, no funciona así, pero el contacto con la pareja debe contener ese toque de emoción que destapa el erotismo.

Sin embargo, y como Mario Vargas Llosa, “hacer el amor en nuestros días está más cerca de la pornografía que del erotismo.” Y tiene razón. Ahora mismo lo que quiere cualquier es sexo, no amor; y aun teniendo amor, no hay erotismo porque solo se va a lo que se va. ¡Adiós preliminares! ¡Adiós a la seducción, el coqueteo, la picardía, la curiosidad! Todo eso forma parte del erotismo y son cosas que se han perdido por ver la sexualidad como algo normal, como algo que se puede pedir y ya está, pero no hay que esforzarse por ello.

En el cine, en la televisión, a menudo en los libros (aunque estos se resisten en las novelas románticas), las parejas se forman tan rápidamente y van a la cama como si chasquearas los dedos perdiendo el verdadero camino hacia un amor verdadero y completo, hacia ese erotismo que marca la diferencia entre una pareja que no dura más de 3 años y otra que dura toda la vida.

Ya no se trata de que se busque un algo, sino de buscar ESE algo que te hace vibrar, que hace que tu pareja sea la única que consigue eso de ti. El erotismo sigue presente, pero oculto. Descubrirlo es una tarea de dos.

Cómo redescubrir el erotismo

No podemos darte un manual para redescubrir el erotismo puesto que, el propio erotismo depende de cada uno. Lo que sí podemos darte son consejos que puedan avivar ese erotismo:

Seguro que con todo esto el erotismo vuelve. En general has de tener en cuenta que las cosas, cuanto más difíciles de conseguir, se vuelven más deseables y, por ende, nos esforzamos mucho más en obtenerlas. En el caso de la pareja es algo parecido y lo que deberías buscar siempre para conseguir que el erotismo nunca muera y redescubrir a la pareja. A lo mejor eso es lo que os falta en la relación.