Entre todas las alteraciones del sueño que pueden presentarse en una persona, puede que esta sea una de las más raras y sorprendentes. La sexomnia: puede definirse como la aparición esporádica de una conducta sexual durante la fase más profunda del sueño, es decir, una especie de sonambulismo, durante el cual se llevan a cabo conductas sexuales.

Cuando ocurre con una pareja estable, quizás pueda parecer hasta excitante, que tu pareja sonámbula durante el sueño tenga una relación sexual contigo. Sin embargo, no es tan sencillo, porque nadie controla el tipo de sueño que el sonámbulo está teniendo. En ese sentido la pareja estable, puede encontrarse con un sexo demasiado agresivo, fuera de lo común en su pareja, o conductas nada agradables.

También es peligroso en casos en los que la persona que sufre sexomnia busca el sexo en alguien que no es su pareja. En ese caso puede ser más que peligroso, y conllevarle muchos problemas. El sonámbulo no controla lo que hace ni con quien. Cuando despierta, sufre una especie de estado de amnesia, y no sabe lo que ha hecho hasta que alguien se lo cuenta. Evidentemente es un trastorno del sueño bastante incómodo.

De hecho es un trastorno que puede traer problemas muy graves a quien lo sufre. Existe un caso reciente en el panorama legal inglés, el de Stephen Lee Davis, un hombre de 43 años que en uno de estos episodios de sexomnia abusó de una adolescente de 16 años. Fue acusado de violación. Tras un largo proceso legal, y tras comprobarse médicamente su problema, fue absuelto por padecer sexomnia. De hecho Stephen nunca recordó lo que había hecho, y lo pasó muy mal cuando efectivamente se comprobó que había violado a la joven en cuestión.

Cómo es lógico, el problema para los que padecen episodios de sexomnia es compartir techo con desconocidos, menores o personas susceptibles de tomar su comportamiento como un abuso o violación. Inclusive la pareja, que no tiene porqué aceptar todas las prácticas que pasan por los sueños del sonámbulo.

La verdad es que poco se sabe sobre esta extraña patología. Existe una clasificación de las enfermedades del sueño llamada Internacional de Trastornos del Sueño, que sitúa a la sexomnia como una parasomnia, es decir, dentro del grupo de trastornos de conductas producidos durante el sueño o justo al despertar). Esto quiere decir, que la sexomnia es un tipo de sonambulismo más, como cualquier otro, pero con la característica especial de que el sueño es de contenido sexual y el individuo es capaz de ponerlo en práctica aun en una fase de profundo sueño.

Aun son relativamente pocos los casos registrados y por tanto, la falta de estudios sobre este trastorno, hace que aún no se hayan desarrollado tratamientos ni terapias eficaces. Sin embargo, esta falta de conocimientos no significa que este tipo de trastornos no existan. De hecho se tienen datos de casos tan curiosos como el de una mujer que tenía episodios tan graves y largos que salía de su casa por las noches y mantenía relaciones sexuales con desconocidos. Después no recordaba absolutamente nada, con el peligro para su salud que todo ello conllevaba.

Evidentemente no todo el que sufre episodios de sexomnia los sufre en el mismo grado. Como todas las parasomnias, ésta puede tener diferentes niveles. Por ejemplo, un “sexsomne” puede llegar a tener episodios de masturbación en sueños, llegar a tener relaciones sexuales completas, e incluso llegar a salir de casa para conseguirlas.

Algunos especialistas insinúan que los trastornos del sueño pueden tener un origen genético, y en este sentido, la sexomnia también. Además, el estrés o la falta de sueño también pueden aumentar la frecuencia o la intensidad de estos episodios.

Como en cualquier sonámbulo de otro tipo, el “Sexomne” despierta de cuerpo, pero no de mente. Es capaz de hablar, tener los ojos abiertos, y ofrecer una apariencia de consciencia total. Sin embargo, cuando despiertan, estas personas sufren una amnesia total sobre lo que han soñado o sobre lo que han vivido en sueños. Por tanto no son conscientes en ningún sentido de lo que hacen, y esto, cuando se enteran de lo que han hecho, les provoca mucha angustia.

Despertar a un sonámbulo, no es peligroso, al contrario de lo que se conoce según el mito. Lo que ocurre es que un sonámbulo no responde a estímulos externos, y por eso no despierta. Para prevenir episodios desagradables, tanto para el “sexomne” como para otras personas, es necesario reforzar el cierre de las puertas, y retirar mobiliario que pueda suponer un obstáculo. Y sobre la gente que rodea al que padece este tipo de trastornos, hay que decir que se necesita paciencia y mucha comprensión.