miércoles, 16 de mayo de 2012

LAS DISFUNCIONES SEXUALES FEMENINAS MÁS COMUNES

Las disfunciones sexuales más conocidas son siempre la de los hombres, porque por lo general, dificultan o impiden las relaciones sexuales. Sin embargo, no sólo ellos sufren problemas a la hora de realizar el coito. Las mujeres sufren diversas disfunciones que pasan normalmente inadvertidas porque son compatibles con las relaciones sexuales, aunque para ellas, suponen un verdadero problema en la búsqueda del placer y la y de una vida sexual sana y plena.
Las disfunciones femeninas, pueden venir provocadas por diversos motivos. La salud física y emocional influye mucho en este sentido. También el tipo de educación sexual recibida, las experiencias sexuales traumáticas, el estrés
, el cansancio… incluso a veces van vinculadas a la edad o a los niveles hormonales.
Existen muchas clasificaciones de los trastornos sexuales femeninos. Pero la clasificación más común se deriva de las fases de excitación en una relación sexual (deseo-excitación-orgasmo).
Las más comunes, entre todos los posibles problemas que afectan a las relaciones sexuales de ellas, son el vaginismo, la falta de deseo, la anorgasmia y la dispaurenia.

Cuándo el deseo no aparece

La falta de deseo sexual o DESEO SEXUAL HIPOACTIVO, es un problema que influye determinantemente en las relaciones de parejas. A veces se confunde con una apatía constante, o una falta de interés en tener relaciones sexuales con la pareja. Son muchos los que creen que ya no gustan a su chica, o que ya no les desea, y esto acaba convirtiéndose en una crisis constante en la pareja, o incluso en una ruptura.
Sin embargo, la falta de deseo debe ser consultada con un especialista, porque este motivo de malestar en la mujer o en la pareja, puede tener una causa médica, y para solucionarlo, es necesario detectar su origen.
La mujer que sufre esta disfunción tiende a evitar las relaciones sexuales y todas aquellas situaciones que puedan conducir a ellas. Nunca tiene iniciativa sexual en la pareja, no se deja llevar por la espontaneidad, y a veces incluso le molesta el acercamiento de su pareja.
Descartando una falta de atracción hacia la pareja, o una ruptura emocional con la misma, la falta de deseo puede estar motivada por enfermedades varias, por el uso de ciertos medicamentos, por causas psicológicas, alteraciones hormonales e incluso por el abuso de sustancias adictivas.
Tener falta de deseo, no impide tener relaciones sexuales. Muchas veces, por amor, o por cualquier otro motivo interesado, estas mujeres acceden al coito. Pueden llegar a lubricar, e incluso a tener un orgasmo, aunque no suelen hacerlo de forma placentera. A la larga, estas relaciones tan mecánicas, rutinarias y por obligación, acaban afectando a la pareja. Es necesario buscar el motivo que la provoca y poner remedio antes de llegar a ese punto.

Anorgasmia: el orgasmo que nunca aparece

Existe una fase de excitación normal, pero no desencadena en orgasmo. Cada mujer tiene una capacidad orgásmica diferente. Sin embargo, un especialista puede valorar cuando esta capacidad es inferior a lo normal, dependiendo de la edad, la experiencia sexual o incluso el nivel y capacidad de estimulación.
La anorgasmia es más común de lo que parece, porque hasta hace muy poco tiempo no se ha dado importancia a la satisfacción sexual de la mujer. El hombre no se preocupaba por satisfacerla, ni ella se preocupaba por sentir placer. Además, disfrutar en exceso de las relaciones o llegar al orgasmo era algo que se consideraba incluso vergonzoso. Las mujeres simplemente debían tener relaciones sexuales con el objetivo de la reproducción. Hoy en día, conseguir placer, y llegar al orgasmo es “un derecho” por el que luchan muchas mujeres. Por eso es ahora, cuando la falta del orgasmo es algo que solucionar, y es considerada como un problema médico.
Existen dos tipos de anorgasmia: la absoluta o la secundaria. La más normal y la más sencilla de superar es la secundaria. Normalmente son mujeres que nunca han llegado al orgasmo porque no han encontrado al pareja adecuada, porque no han recibido la educación e información sexual suficiente o porque no conocer su cuerpo lo suficiente como para dirigir sus experiencias sexuales. Este tipo de anorgasmia se da más en mujeres jóvenes y se suele superar con la experiencia. La anorgasmia absoluta es más compleja. Estas mujeres nunca han sentido un orgasmo, ni si quiera durante la masturbación. Por lo general las causas suelen ser psicológicas, un bloqueo mental producido por una mala experiencia, o por una educación controvertida a nivel sexual. Sin embargo también existen causas físicas como malformaciones, u otro tipo de trastornos que impiden la respuesta sexual satisfactoria en la fase orgásmica.

Trastorno en la excitación sexual femenina

Según los expertos se define como “Una incapacidad persistente o recurrente, para obtener o mantener la respuesta de lubricación propia de la fase de excitación, hasta la terminación de la actividad sexual”.
Este trastorno impide una respuesta sexual normal durante la fase de excitación. Ante un estímulo duradero e intenso, la mujer que lo padece, no lubrica la vagina adecuadamente, ni le da la elasticidad necesaria para la penetración. No se da la vasodilatación normal en los órganos sexuales, y por tanto, la penetración puede llegar a ser dolorosa, y el orgasmo difícil de alcanzar.
Este trastorno puede estar ocasionado por factores fisiológicos y psicológicos. El especialista determinará si se puede superar y de qué manera. A veces va asociado a otras patologías, como la diabetes, o incluso con la utilización de anticonceptivos hormonales.

El coito imposible. Vaginismo

El vaginismo se caracteriza por la contracción involuntaria de los músculos de la vagina, impidiendo total o parcialmente la posibilidad de penetración. Normalmente está provocado por fobias y miedos sexuales, provocados por experiencias traumáticas o una férrea y equivocada educación sexual. También puede estar causado por un problema fisiológico, como por ejemplo un himen resistente.
El vaginismo impide las relaciones sexuales con penetración, pero también es peligroso porque impide un examen ginecológico normal, y por tanto la prevención de enfermedades silenciosas como un cáncer. Es importante ponerse en manos de un profesional para atajar el problema.

El sexo que duele: Dispareunia

El protagonista de esta disfunción sexual es el dolor genital durante el coito. La penetración siempre es dolorosa, y el dolor puede incluso llegar a impedirla. Hay que descartar el vaginismo o la falta de lubricación. Normalmente es consecuencia de distintas afecciones como infecciones genitales o urinarias, alteraciones hormonales, cicatrices recientes, lesiones o traumatismos dolorosos.
También puede aparecer el dolor por causas psicológicas. Miedo al sexo, miedo al embarazo, tabúes, etc. La dispareunia se soluciona en la medida que pueda solucionarse la causa que la provoca.

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