Al igual que ocurre en la mujer, llegada una edad, que suele rondar los 45-55 años, se produce una disminución de las hormonas sexuales, en el caso de la mujer bajan los niveles de estrógenos, y en el caso de los hombre, la testosterona. El caso es que ambas hormonas influyen de forma importante en la sexualidad y por eso, llegada esta etapa se producen cambios en la misma. En la mujer se retira el periodo. Y los hombres, aunque les cueste admitirlo, también sufren un cambio debido a su “envejecimiento sexual”.

La andropausia coincide con la edad de la madurez personal. Justo cuando el hombre comienza a replantearse su vida, sus logros y lo que le queda por cumplir, es cuando empieza a sentir una disminución de la energía y una serie de cambios en su cuerpo. La fatiga, la falta de agilidad y el estrés, provocan además una perdida notable del impulso sexual.

Cada hombre reacciona de una manera diferente, y llega a esta etapa a una edad diferente, dentro de ese amplio margen. Lo que si es cierto es que los síntomas aparecen, de una manera o de otra, pero de forma gradual, y por culpa de una bajada progresiva de la testosterona.

La testosterona es la hormona masculina por excelencia. Se produce en los testículos, y también, aunque en menos cantidad, en las glándulas suprarrenales. Las mujeres también producen pequeñas cantidades de estas hormonas en sus ovarios.

En los hombres la testosterona es muy importante porque juega un papel muy importante en cuando al desarrollo de los órganos masculinos. Ayuda a crear los tejidos que lo forman, en especial los de la próstata y los testículos. Además es la hormona responsable del desarrollo de los caracteres sexuales masculinos secundarios: masa muscular mayor que la de la mujer, vello corporal más fuerte y abundante, voz más grave, etc. Además mantener un nivel estable de testosterona es muy importante a la hora de prevenir la osteoporosis y otros problemas de salud.

Los síntomas son muy variados. No hay una tabla fija para describirlos, ya que dependen de cada hombre, de su estilo de vida y de su estado emocional. Dependiendo del ritmo de vida que haya llevado hasta entonces los habrá que se planten en esta etapa alrededor de los 45, y sin embargo, otros que no han maltratado tanto su cuerpo, puede que lleguen más tarde de los 50.

Normalmente, uno de los síntomas más destacados es la disminución del deseo sexual. Eso que antes era una prioridad, pasa a un segundo plano y empiezan a preocuparse más por cumplir con la calidad, que con la cantidad de encuentros sexuales.

Por otro lado los huesos empiezan a debilitarse, y aparecen los primeros síntomas de osteoporosis.

La fertilidad disminuye, ya que el semen baja de calidad y por tanto es más difícil conseguir la fecundación. La eyaculación a su vez se vuelve menos potente, es decir, el líquido seminal que se expulsa en la misma lo hace con una menor fuerza. La erección puede presentarse con dificultad, y declinada, debido a las dificultades circulatorias propias de la edad, que provocan una pérdida mucho más rápida de la vasocongestión genital.

Los cambios hormonales tienen también otras consecuencias, como cambios actitudinales y emocionales, o una bajada del tono y la resistencia muscular. La disposición de la grasa corporal también cambia y ésta tiende a acumularse en la cintura y el abdomen.

Además, a partir de la andropausia, y en parte por la bajada de testosterona, aumenta el riesgo cardiovascular.

Evidentemente, al igual que pasa con la menopausia en las mujeres, también existen ciertos hábitos y consejos, además de tratamientos para casos que lo requieran.

Lo más recomendable es acudir al médico cuando empiecen los síntomas. El facultativo es el que debe prescribir un tratamiento o una terapia adecuada, y recomendar ciertos hábitos. Al principio los síntomas pueden ser leves, pero de no cuidarse, a la larga la bajada de testosterona puede llegar a causar una pérdida de calidad de vida, aumentando el riesgo cardiovascular, osteoporosis, fractura de cadera, etc.

Hasta ahora, la terapia o el tratamiento más acertado es el remplazo hormonal, es decir, la administración de testosterona. Un plan terapéutico controlado por el médico puede ayudar a mejorar la sensación de bienestar, el ánimo, la energía e incluso el deseo sexual. También ayuda a reducir la acumulación de grasa e incluso a bajar el riesgo de cardiopatías.