miércoles, 15 de agosto de 2012
El Estrés Y La Sexualidad
¿Qué es estrés?
Puede considerarse como una sobrecarga en el Sistema Nervioso producida por un exceso de tensión tanto física como emocional. Una persona sometida durante un largo periodo de tiempo a una situación de estrés puede ver afectado su rendimiento tanto físico como psicológico. De esta forma sus efectos se dejan sentir en todos los aspectos de la vida. Afectan a nuestra forma de trabajar, nos condicionan en nuestras relaciones familiares, impiden el disfrute de los momentos de relajación, e incluso, llegan hasta afectar a nuestras relaciones sexuales.
¿Cómo se detecta?
El origen del estrés se debe a diferentes motivos y está determinado por cada individuo y sus circunstancias. Genera un estado negativo en las personas y suele venir acompañado por alguno de estos síntomas: elevación de la presión sanguínea, gastritis y úlceras en el estómago y en el intestino, problemas del sueño, alteraciones del apetito, agotamiento, anhedonia (incapacidad para disfrutar de las cosas agradables y sentir placer), entre otros.
En el caso de las relaciones sexuales, los síntomas que genera el estrés son los siguientes:
- Ausencia de Líbido
- Falta de orgasmos.
- Falta de erecciones.
- Pérdida del control eyaculatorio.
- Puede ocasionar dispareunia, que es el dolor durante la penetración, tanto en el hombre como en la mujer.
- Ausencia de lubricación y de excitación en las mujeres.
Hoy en día casi todas las personas están sometidas a los efectos del estrés de manera inconsciente. Esto tiene consecuencias negativas en las relaciones sexuales y para disiparlas es importante un diagnóstico acertado, que no es posible si no se toma consciencia de que el problema sexual radica en una situación previa de estrés.
Obviamente, en la detección no radica el 100% de la resolución del problema, pero sí que cuenta. Para superar los efectos negativos del estrés en las relaciones sexuales es necesario realizar un tratamiento psicosexológico y conductual que facilite cambios de actitud para que la función se restablezca. Se trata de una terapia que no provoca efectos instantáneos, pero que, a largo plazo puede ayudar a conseguir los resultados deseados. Aunque habrá gente que no se quiera someter a ningún tipo de tratamiento o consulta especializada por lo que les pueden resultar de gran utilidad algunos consejos.
¿Qué podemos hacer para superar o mejorar el problema?
La psicóloga Lucy Taylor establece, en una publicación electrónica: Estrés y Sexualidad, Un problema de comunicación, una serie de pautas que pueden ayudar a superar el problema:
Conversar de ese tema puntual, aunque aparentemente no tenga relación directa con la sexualidad entre la pareja, será el punto de partida para unirse en el momento adverso que uno de los dos vive. Esto contribuirá a que compartan aspectos más íntimos de cada uno.
Sería importante tener un espacio íntimo para poder disfrutar del sexo. Enviar a los niños con los abuelos o con otros familiares. En este momento no es necesario que el encuentro incluya obligatoriamente sexo, además del coito, las caricias y el afecto ayudan a soportar mejor el estrés.
Preparar un ambiente adecuado a la pareja que les ayude a conversar, compartir, descansar y a tener intimidad sexual. Para ello se pueden utilizar todos los sentidos: el oído mediante una música especial, el olfato con un aroma agradable o con velas, el gusto a través de una rica cena, el visual con luz apropiada y el tacto permaneciendo cerca el uno del otro durante la velada.
Pero sin duda si hay un consejo que nos ha gustado de la doctora Taylor y que queremos destacar es el siguiente:
“Hacer un compromiso de darse el regalo de disfrutar, y olvidar por unas horas el o los problemas que los afligen, el exterior, lo que se va a cocinar en la semana, los trabajos pendientes, todo. Sólo pensar en el uno y el otro de la pareja”.
Ya sabéis que más vale prevenir...
Para mejorar la sexualidad en una pareja es esencial la comunicación entre ambos. Ambos deben saber lo que quieren conseguir ellos mismos y su pareja con el encuentro sexual y, sobre todo, el modo en que éste puede ser grato para ambos.
Aunque pueda resultar paradójico, el sexo puede ayudar convertirse en la mejor terapia para huir del agotamiento físico e intelectual al que se ve sometido la persona bajo los efectos del estrés. Una vida sexual activa y satisfactoria puede incidir muy positivamente al estado emocional, porque cuanto más feliz es una persona en la cama, más feliz es en su vida.
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