Aunque los momentos de pasión a veces nos nublan la mente y todo sentido de la razón, nunca debemos dejar a un lado la importancia de mantener una higiene íntima correcta y no descuidarla antes, durante ni después de las relaciones sexuales., porque aunque no se incide mucho en este tema, es la base de la salud sexual.
Además de que un cuerpo con una higiene adecuada es mucho más atractivo, y causa mucha mejor impresión. Es muy complicado aceptar que pueda darse un momento romántico o tremendamente morboso que puede quedar eclipsado por malos olores o suciedad en ciertas partes nobles…
¿Cómo y cuánto?
Aunque un exceso de higiene puede ser tan perjudicial como la falta de la misma, la necesidad de higiene íntima es diaria. E incluso en ocasiones extraordinarias, más de una vez al día. Lo importante es saber identificar la necesidad de higiene.
Si nos quedamos cortos con la higiene de las zonas genitales, la suciedad se acumula en forma de restos orgánicos que pueden llegar a convertirse en un caldo de cultivo idóneo para las infecciones genitales de todo tipo.
Además, las costumbres actuales nada aconsejables, como llevar ropas excesivamente ceñidas y de tejidos artificiales, puede entorpecer la circulación y crear un exceso de humedad muy perjudicial para la piel y las mucosas de los genitales.
Por otro lado, el exceso tampoco es bueno. Lavar demasiado los genitales puede acabar con la capa protectora bacteriana de la piel, la flora vaginal e incluso con los fluidos protectores de las mucosas genitales. Esto deja a las personas expuestas a todo tipo de infecciones.
Por eso, la opción ideal es hacerlo de forma diaria, al menos una vez al día, utilizando los productos adecuados, y aumentando esta higiene a momentos anteriores y posteriores a las relaciones sexuales.