sábado, 5 de noviembre de 2016
El despertar a la homosexualidad
La homosexualidad es un tema
peliagudo para muchos. Para otros es su forma de ser. En muchas ocasiones, este
tema es uno de los que menos se quiere tocar, bien porque no se está cómodo con
él, bien porque no se entiende. Sin embargo, hablamos de una realidad que
afecta cada vez a una mayor cantidad de personas de ambos sexos con lo que, en
la salud sexual, es muy importante.
Lo cierto es que la homosexualidad
se manifiesta en hombres y mujeres a través de varias fases. ¿Las conoces?
Las fases de la homosexualidad
Según la psicología moderna, la
homosexualidad empieza a manifestarse en la preadolescencia, es decir, a partir
de los 10 años cuando ocurren los primeros cambios físicos, psíquicos y
sociales en los niños. De hecho, es muy normal que los niños, en esa etapa, no
sepan bien por qué género sentirse atraídos y pueden llegar a experimentar o
curiosear con ambos.
En general las fases de la
homosexualidad son cuatro, cada una contemplando una edad:
Primera fase: sensibilidad
Esta primera fase comienza a los
10 años y se alarga normalmente hasta los 13 años. En ella los niños, debido a
los cambios que empiezan a sufrir, se sienten “diferentes”; no saben bien por
qué no se comportan como los demás niños pero, aunque intentan integrarse e
ignorar sus sentimientos, eso les produce angustia y sufrimiento porque se
engañan a sí mismos.
Segunda fase: confusión
Esta fase es la siguiente e impera
en niños y niñas a partir de los 14 años y hasta los 17. Es en esta etapa donde
son conscientes de la atracción que sienten por otras personas de su mismo
sexo. En este caso, pueden haber dos reacciones: por un lado, ignorarlo e
intentar rechazar los impulsos homosexuales que tienen (también por el miedo
que tienen a ser rechazados por los que son sus amigos); por otro lado,
aceptarlo e intentar que los demás no lo aíslen o piensen de una forma
diferente.
Lo cierto es que esta fase es una
de las más críticas en los jóvenes y muchos tienden a ocultarse por miedo, por
sensación de culpa, por pensar que son raros o que les pasa algo que no es
normal.
El tema sexual empieza a tener más
presencia en esta fase pero aún no se da el paso, a pesar de que se sienta una
gran curiosidad sobre el mismo.
Tercera fase: identidad asumida
Esta fase suele afrontarse a
partir de los 18 años cuando el chico o chica acepta finalmente su inclinación
pero puede seguir ocultándose a los ojos de los demás. El sexo es uno de los
temas que puede llamarle más la atención pero suele hacerlo a escondidas.
A menudo, el entorno social y
familiar afecta a no reconocerse como tal, a no exponerse si bien, el inicio en
una universidad o en un trabajo puede ayudar a darse a conocer como tal sin
miedo a expresarse como tal (porque es como si comenzara una nueva vida).
Cuarta fase: compromiso
La última fase, y muy relacionada
como tal, es la revelación de su identidad homosexual. En esta fase se enfrenta
a amigos y familiares para declararse homosexual e intentar no perder con ello
a sus seres queridos.
Esta fase no es algo por la que
pasen todas las personas homosexuales pero sí es el ideal, junto con el hecho
de ser comprendidos y aceptados.
En muchos casos, hay jóvenes que
se quedan en alguna de las fases anteriores estancados lo cual puede
desentrañar consecuencias muy negativas como puede ser caer en las drogas, el
alcohol o tener comportamientos suicidas debido a que no se acepta a sí mismo
y, al mismo tiempo, se avergüenza de tener que ocultarse. De hecho, en los
casos más graves, los jóvenes pueden llegar a quitarse la vida por no soportar
la presión de sus compañeros de clase o las burlas a las que los someten.
Es por eso que es muy recomendable
el adoptar medidas para que los jóvenes entiendan que no pasa nada por ser
diferente y que, se sea heterosexual u homosexual, la persona no cambia de personalidad
o de ser más o menos amigo.
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