Entre todo el catálogo de enfermedades raras, encontramos algunas que afectan directamente al desarrollo satisfactorio de la sexualidad. Uno de estos síndromes extraños es el “Síndrome de enfermedad post orgásmica”, un trastorno que convierte el placer en dolor una vez terminada la relación sexual, y que llega a afectar incluso al desempeño de la vida cotidiana.

Se supone que tras tener una relación sexual y haber llegado al orgasmo, la sensación debe ser satisfactoria, una mezcla entre placer y relax. Sin embargo hay un pequeñísimo porcentaje de hombres, que tras una eyaculación sufren episodios de cefaleas, fotofobia e incluso depresión. Y claro, el hecho de concluir un coito,
puede llegar a convertirse en una tremenda pesadilla llena de dolor y malestar. Que puede incluso llegar a imposibilitar una vida normal.

Los síntomas que delatan al POIS aparecen en menos de una hora después de haber finalizado el acto sexual. En general aparece después de cada eyaculación, ya sea en una relación sexual, como a través de la masturbación, e incluso tras poluciones nocturnas.

Pasado ese tiempo, el chico que lo padece en cuestión comienza a tener dolores de cabeza (cefaleas) cuya intensidad aumenta por momentos. Además, la luz se vuelve insoportable para ellos y sufren episodios de fotofobia, necesitando estar a oscuras a toda costa.

A veces el dolor y el aturdimiento es tal que incluso se dan dificultades en el habla. El estado de ánimo baja y se puede sufrir depresión post orgásmica.

No obstante, este síndrome no es un trastorno de la fase orgásmica del acto sexual. Las relaciones son satisfactorias, al igual que el clímax.

Hasta ahora no se conocen exactamente las causas de este trastorno de índole sexual. Aunque si se han formulado ciertas hipótesis.

Esta enfermedad ha sido de descubrimiento reciente, y aún no se sabe a ciencia cierta qué factores influyen en su aparición. El primer diagnóstico oficial de este síndrome como tal, data del año 2002. Sin embargo, hoy en día el origen científico de esta enfermedad sigue siendo un misterio. Y por tanto, su tratamiento es inexistente a día de hoy.

Hay ciertos expertos en sexología y en urología que apuestan por varios orígenes del problema. Entre las hipótesis que barajan está el origen psicológico, al menos en algunos casos. Lo científicos piensan así porque al igual que en otros trastornos sexuales, existen los de origen primario y los de origen secundario. Los primeros han sufrido este problema desde su primera eyaculación. Pero los segundos han adquirido este problema a partir de un momento determinado. Estos afectados de forma secundaria, son los más sospechosos de padecer este síndrome por alguna causa psicológica. Aunque nada está probado, y muchos de estos pacientes niegan con hecho e informes que tengan problemas psicológicos o psicosomáticos.

Por otro lado, numerosos urólogos han descartado anomalías relacionadas en el aparato reproductor masculino. Ninguno de los afectados presenta alteraciones urológicas o sexuales de otro tipo. Aunque aún no se han descartado problemas neurológicos tras la respuesta sexual orgásmica.

Otra línea de investigación que se está llevando a cabo, y que es la que más parece acercarse al origen del problema es una alergia al semen. Al propio semen del que sufre este trastorno. En 2009 el doctor Marcel Waldinger comenzó a investigar en esta línea, probando con 45 pacientes. A todos ellos se les sometió a una prueba de alergia en su piel, con una pequeña cantidad de su semen rebajado con agua. En el 88% de los casos el resultado fue positivo y tuvieron una reacción alérgica. Aunque es un factor alarmante a tener en cuenta, de momento, y con un margen de un 12% negativo, solo puede considerarse una casualidad.

De momento hay un bajo porcentaje de afectados, entre otras cosas porque muchos de ellos no relacionan sus síntomas con un posible síndrome único, y no consultan con el médico.

Actualmente existen muchos afectados conectados a través de foros de internet, unidos en la lucha por conseguir que las investigaciones avancen, ya que de momento el Síndrome de enfermedad post orgásmica no tiene tratamiento curativo ni paliativo.