Los ovarios son las gónadas femeninas, es decir, los órganos encargados de fabricar las células reproductoras femeninas: los óvulos. En estos órganos se desarrolla uno de los cánceres más comunes entre las mujeres, el cáncer de ovarios.

Este tipo de tumor es el quinto cáncer más frecuente entre las féminas, y es el más mortífero entre todos los cánceres de órganos sexuales femeninos.

Pues en el desarrollo de este tipo de tumor entran en escena varios factores. Entre ellos el número de hijos que se dan a luz. A amyor número de hijos, más riesgo de padecerlo. La edad a la que se da a luz por primera vez también es influyente, y se corre más riesgo cuando más joven se da a luz.

Además, como en otros tipos de cáncer, el factor genético es determinante. Aquellas mujeres que tienen cáncer de mama, o cualquier otro antecedente familiar de cáncer de órganos sexuales, tienen más riesgo de desarrollar un cáncer de ovarios.

Existen terapias hormonales con estrógenos (estrogenoterapia) que aumentan el riesgo de padecer cáncer ovárico. Sin embargo, la píldora anticonceptiva y anticonceptivos hormonales similares, lo disminuyen.

El riesgo también aumenta cuando la función ovárica se detiene, es decir, cuando llega la menopausia. Por tanto, las posibilidades de tener cáncer de ovario aumentan a partir de los 55 años.

El mayor problema del cáncer de ovario es que es muy silencioso. Tiene pocos síntomas característicos y los que tienen podían pasar por señales de enfermedades y afecciones menos graves. Cuando los médicos caen en la posibilidad de un cáncer de ovarios, éste ya está muy avanzado, de ahí su gran mortandad.

Sin embargo, hay que estar atentos a las señales del cuerpo, y las mujeres deben estar muy pendientes de su abdomen, ya que puede decirle muchas cosas. Si llevas varias semanas con distensión o el abdomen inflamado, debes consultar a tu médico. Si pierdes el apetito o te sientes lleno aunque hayas comido muy poco, quizás puede ser otro de los síntomas. A menudo también aparece un dolor abdominal situado en la parte baja del abdomen. Los ciclos menstruales tienden a irregularizarse. Además pueden aparecer episodios de estreñimiento, gases, náuseas, vómitos e incluso malestar digestivo.

Acude a tu consulta si sientes pesadez en la zona de la pelvis, o un dolor de espalda extraño que no achacas a ningún esfuerzo y que empeora con el tiempo. En casos más avanzados aparecen sangrados vaginales y se pierde peso de forma notable sin explicación aparente.

Es muy importante acudir a las revisiones ginecológicas periódicas. No hay que saltarse ninguna, y es muy beneficioso que en la mismas se incluya un examen con ecógrafo para valorar el estado general de los ovarios.

Si tienes algunos de los síntomas descritos anteriormente, el médico debería palpar tu abdomen para comprobar si está hinchado, si hay líquido en la cavidad abdominal, o si localiza una masa irregular cerca de la localización habitual de los ovarios.

Cuando ya se sospecha de la presencia de un tumor, es necesario comenzar con los exámenes hematológicos. Un análisis de sangre para detectar CA-125 puede ser importante aunque no decisiva. Una química completa, es esencial, para ver factores alterados. Y en cuanto a exámenes radiológicos, la ecografía y la resonancia abdominal son fundamentales.

La curación del cáncer depende, al igual que en otro tipo de tumores, de estadio en el que se diagnostique. Si se detecta a tiempo, su tratamiento es bastante eficaz. Sin embargo, al ser un cáncer tan asintomático, suele diagnosticarse cuando ya hay metástasis, y los porcentajes de supervivencia descienden.

Normalmente la cirugía es la primera opción de tratamiento. Si el cáncer está en una primera fase, quizás extirpar el tumor sea el único paso a dar en el tratamiento. La cirugía puede implicar extirpar solo los ovarios, el útero, las trompas de forma parcial o completa. Incluso se extirpa la grasa que cubre estos órganos, así como los ganglios que los rodean.

Cuando la cirugía no es suficiente, se utilizan la quimioterapia y la radioterapia.

Pasado el tratamiento, y para evitar una nueva reproducción del cáncer, es necesario hacerse pruebas cada 2-4 meses, análisis de CA-125 y una tomografía de tórax, abdomen y pelvis.

La buena noticia es que 3 de cada 4 mujeres diagnosticadas de cáncer de ovario, sobreviven al mismo después del tratamiento.