La Gonorrea es una infección de transmisión sexual de origen bacteriano. Hasta ahora era una de las más extendidas del mundo, pero se localizaba sobre todo en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, donde la información y los métodos para combatirla eran escasos. Sin embargo, desde hace unas semanas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una advertencia: La Neisseria Gonorrhoeae, la bacteria que provoca la enfermedad, se está haciendo resistente a todos los antibióticos con los que se trata.

Por eso hoy, desde nuestro blog, queremos recordaros algunos aspectos claves sobre esta enfermedad, su forma de contagio, su tratamiento, y el porqué de esta nueva evolución resistente.

La gonorrea consiste en una infección que afecta en primer lugar a las mucosas del epitelio columnar de la uretra y del endocérvix. Después, una vez extendida, también afecta a la vulva, la vagina, el recto, la faringe y la conjuntiva de los ojos. También puede contagiarse al bebé recién nacido a través de las conjuntivas de los ojos durante su paso por el canal del parto, si su madre está infectada.

Cuando alguien contrae esta enfermedad comienza a sentir síntomas muy variados. En el hombre sensación de ardor al orinar, y también una secreción blanca o amarillenta por el pene. En la mujer suele ser asintomática, aunque a veces, al igual siente ardor al orinar, y un flujo vaginal extraño. Si la infección se extiende a las trompas de Falopio puede tener dolor en el bajo vientre, náuseas y fiebre. También puede llegar a causar vaginitis, cervicitis, endometritis o salpingitis, además de Enfermedad Inflamatoria Pélvica Aguda (EPI).

Diagnosticarla es sencillo. Normalmente basta con un análisis de orina y escobillado de células del cerviz. También se estudia con cultivos bacterianos. Normalmente los médicos hacen todas las pruebas posibles para llegar al diagnóstico exacto.

En algunas personas, el gonococo les produce incluso inflamaciones genitales y secreciones purulentas. Sin embargo, está probado que en un 10% de los hombres, el microbio se aloja en su uretra de manera silenciosa. Son estos individuos asintomáticos los principales propagadores de la enfermedad.

El tratamiento en teoría debería de ser sencillo, y se limita a la administración de antibióticos específicos como ceftriazone, cefixima, ciprofloxacino, ofloxacino o levofloxacino. Además debe seguirse por los dos miembros de la pareja para que sea efectivo y para evitar un re-contagio.

Precisamente, en este punto, el del tratamiento, se encuentra la clave de que esta bacteria se esté haciendo tan resistente, hasta el punto de que en algunas personas es casi imposible de curar.

La falta de control sobre la enfermedad y un tratamiento incorrecto de la misma, ha hecho que los tratamientos que habitualmente funcionaban hasta ahora, hayan dejado de servir. La bacteria se ha hecho súper resistente a varios espectros de antibióticos, incluidas las cefalosporinas, que se utilizan como última opción en enfermos donde otros antibióticos no hacen efecto.

Además es este mundo globalizado, la bacteria puede traspasar fronteras rápidamente si no tiene un tratamiento eficaz. De hecho la OMS ha lanzado la alarma después de que varios países como Australia, Francia, Japón, Noruega o el Reino Unido hayan informado de numerosos casos en los que los pacientes no responden ante ningún tratamiento.

Parece ser que la clave es detectar la infección a tiempo. Las dificultades llegan cuando la enfermedad está muy avanzada, entonces es cuando es difícil superar la fuerza de la bacteria. Esto preocupa enormemente a la OMS, porque la gonorrea puede tener graves consecuencias como inflamación del aparato reproductor, enfermedad Pélvica inflamatoria, muerte fetal, embarazo ectópico, enfermedades oculares importantes en los bebés contagiados o incluso la infertilidad, tanto masculina como femenina.

La medida más eficaz es utilizar preservativo durante las relaciones sexuales. Aunque no es del todo efectiva. Por eso se aconseja tener una vida sexual sana, con una pareja estable y monógama. Solo de esa manera puede evitarse al 100%.

Una vez se ha contraído la enfermedad, no se pueden tener relaciones sexuales hasta que el tratamiento haya finalizado, porque se podría contagiar a otra persona.

La detección precoz es muy importante, por eso al menor síntoma se debe acudir al médico para confirmar o descartar la gonorrea. De esa manera, atacando a la bacteria en la fase inicial de la infección existen muchas posibilidades de que los antibióticos sean realmente efectivos. Para la gonorrea (GASP), que pretende concienciar sobre la prevención y estudiar nuevos tratamientos.