El aborto natural o aborto espontáneo es la pérdida del embrión durante las primeras 20 semanas del periodo de gestación. Esto es más común de lo que parece. Entre el 10 y el 20% de los embarazos no llegan a buen término y se interrumpen, sobre todo antes de la semana 12. También ocurre muy a menudo que el óvulo fecundado se pierde antes o durante su implantación en el útero, sin que dé tiempo a que se produzca una primera falta. Los médicos sospechan que entre el 50 y el 80% de los óvulos fecundados no acaban en embarazo, aunque esto no se considera aborto.

Los abortos en mujeres sanas y sin factores de riesgo, en pocas ocasiones son investigados médicamente, por eso nunca se han llegado a determinar las causas. Se sospecha que los embriones que se pierden de forma prematura tienen mal final por su combinación cromosómica. Si ésta no es perfecta, se pierden al no poder desarrollarse con normalidad, ya que desarrollan anomalías incompatibles con la vida.

Normalmente, los abortos espontáneos se dan en las seis primeras semanas de gestación. Una vez que ya ha pasado ese delicado periodo, las posibilidades de seguir con vida aumentan con cada semana que pasa.

Sin embargo, existen ciertos factores que aumentan el riesgo de sufrir un aborto natural. Reunir uno o más de estos factores de riesgo, hace más posible una pérdida espontánea del bebé que se está esperando.

La edad es un factor que marca el riesgo de pérdida espontánea. A partir de los 35 años aumentan las posibilidades de perder el bebé con más facilidad. De hecho una mujer de 40 años tiene el doble de posibilidades que una de 20 de que el embarazo no llegue a buen término.

Haber sufrido un aborto con anterioridad es señal de que por una cosa u otra seas propensa a volver a sufrirlo, por eso, en el caso de haber perdido un bebé hay que extremar las precauciones y los cuidados cuando vuelvas a quedarte embarazada.

Sufrir enfermedades crónicas hace a la madre también más débil frente al embarazo. Eso aumenta el riesgo de aborto espontáneo. Las enfermedades hormonales, o las que afectan al sistema inmunitario suelen afectar bastante al desarrollo embrionario. Lo mismo ocurre con las infecciones ocasionales, y con la medicación no controlada.

Las malformaciones, infecciones, cicatrices e insuficiencias en el sistema reproductor femenino también son un factor de riesgo importante.

Los factores ambientales, de contaminación por ejemplo también influyen en el desarrollo de malformaciones en el embrión y en algunos casos aumentan los porcentajes de aborto espontáneo.

Y por supuesto, otro de los grandes riesgos de aborto espontáneo es el consumo de drogas, alcohol y tabaco.

Los síntomas más comunes son el sangrado vaginal y el dolor abdominal. Con cualquiera de estos dos síntomas, estando embarazada, hay que acudir imediatamente al médico. Tanto el dolor como el sangrado pueden darse con diferente intensidad, pero siempre es necesario consultar.

Además del aborto espontáneo, estos síntomas pueden ser señal de un embarazo ectópico, es decir de un embrión que se ha implantado fuera del útero. En este caso, debe ser extraido del cuerpo de la madre, porque puede poner en riesgo la vida de la misma, y además nunca llegaría a buen puerto.

Si crees que estás sufriendo un aborto debes acudir urgentemente al médico. Normalmente tu doctor te hará una ecografía para comprobar el latido del embrión. Si hay latido, te repetirá la ecografía en un corto espacio de tiempo. Si es demasiado pronto para oir el latido del bebé, pedirá unos análisis de la hormona hCG, u hormona del embarazo, y te repetirá el análisis en 3-4 días. SI la hormona aumenta, es que el embarazo sigue adelante. Si la hormona baja, es que se ha producido un aborto espontáneo.

Una vez confirmado el diagnóstico, tu médico decidirá si es conveniente esperar para expulsar el tejido embrionario y la placenta de forma natural, o si es conveniente hacer un legrado, Normalmente se hace un legrado para evitar por completo los restos del embarazo no viable y poder evitar de esa manera posibles infecciones.

Sangraras durante una o dos semanas y sentirás dolor abdominal, similar al menstrual durante uno o dos días después. Utiliza compresas, pero no tampones, y acude al médico si la hemorragia aumenta o te sientes débil y mareada.

Para quedarte de nuevo embarazada deberás esperar un tiempo, es lo más recomendable. Lo más normal es que tu primer periodo aparezca 4 o 6 semanas después. Sin embargo algunos médicos recomiendan que lo intentes a partir del segundo ciclo menstrual después del aborto.