miércoles, 31 de octubre de 2012

Cómo Actuar Ante Un Parto De Urgencia

Hoy en día casi todas las mujeres embarazadas tienen más o menos controlada y prevista la fecha de su parto. Sin embargo, a menudo encontramos en los diarios casos de parturientas que no han tenido tiempo de llegar al hospital, y han tenido a sus bebés en casa, o quizás en el camino, en situaciones tan dispares como por ejemplo un atasco.
A veces hay tiempo suficiente para que lleguen los servicios médicos de urgencia y atiendan a la mujer en cuestión. Sin embargo otras no hay tiempo para tanto, o la situación hace complicado el traslado, y cualquiera que esté cerca se convierte en la comadrona de turno.
Si entre las pocas posibilidades de que exista esto, tú te conviertes en testigo de una… es necesario que sepas como actuar.

¡El bebé quiere llegar ya!

No es normal, pero esto va tan rápido, que no hay tiempo de nada. La madre necesita tener al niño ya. ¿Qué es lo primero que hay que hacer? Antes de nada llama al 112 para que, mientras ayudas a la madre, ellos vayan llegando, y así conseguir una actuación rápida ante posibles complicaciones. Ellos además pueden darle instrucciones telefónicas mientras ayuda al alumbramiento.

Tras llamar al 112, intenta tranquilizar a la parturienta. No es la situación ideal para tener un bebé, pero es lo que hay. Intenta buscarle un sitio cómodo y limpio, donde puedas colocarla acostada boca arriba, con las piernas flexionadas y los muslos separados. Coloca debajo de sus nalgas, unas sábanas limpias, o cualquier prenda limpia, que le aísle y proteja de la superficie donde se encuentra.
A partir de ahí es importante controlar la respiración de la madre, y no intervenir de forma activa. Limítate a tener controlada la situación, a tranquilizar a la parturienta y a dejar que la naturaleza siga su curso. Lo normal es que la mujer dilate mientras sufre contracciones y poco a poco vaya asomando la cabeza del bebé. Si hay que esperar a los servicios de emergencia porque es posible un traslado hospitalario, es importante que la madre respire por la boca de forma tranquila y pausada.

El bebé ya asoma

Hay que dejar que salga la cabeza del niño por su propia naturaleza. Cuando esté fuera la cabeza hay que eliminar las secreciones nasales o bucales que puedan obstruir la respiración del pequeño. El siguiente paso es comprobar que el cordón umbilical no está enrollado alrededor del cuello. Esto ocurre en raras ocasiones. De ser así hay que introducir un dedo entre el cordón y el cuello para sacarlo como si se tratase de un collar. Si estuviera demasiado apretado habría que cortarlo. Esto solo hay que hacerlo si la situación es límite, y antes hay que atarlo, con un cordón de zapato por ejemplo, para cortar la circulación en ambos extremos.
Después hay que ayudar a liberar los hombros. Se sujeta la cabeza del bebé con dos manos, una colocada en cada carrillo, y pedir a la madre que empuje mientras se tira suavemente. Una vez que salen los hombros, el resto sale fácilmente.

El bebé ya ha nacido

Lo primero que debes hacer es sujetarlo, tanto la cabeza y el cuerpo, y colocarlo lo más rápido posible sobre el pecho de la madre, en contacto directo con su piel, para que no pierda calor, ni vínculo materno. No tires del cordón, ni saques la placenta, no hay prisa por hacerlo. Lo más importante es comprobar que el bebé respira y que las secreciones no le obstruyen las vías respiratorias. Si no respira es necesario limpiar la boca y la nariz y realizar una maniobra de boca- boca-nariz para reanimarlo.
La placenta suele salir unos treinta minutos después sola. Nunca intentes sacarla. No tengas prisa por cortar el cordón, es mejor esperar la atención sanitaria, ya ha pasado lo peor. Eso sí, hay que observar al bebé. Si vemos que su color torna a morado es necesario hacer un nudo.
Nunca tires de la placenta, es peligroso porque puede provocar desgarros y hemorragias fatales para la madre.
Lo siguiente es valorar el estado de la madre, ver cuanta sangre ha perdido, y vigilar que no entre en estado de shock. Abrigar al niño y a la madre, y si procede, trasladarlos con cuidado, y junto a la placenta hacia el hospital. Es importante llevar la placenta porque puede aportar datos para la valoración médica del parto y el estado del niño y la madre.

Bienvenido al mundo

El bebé ya está aquí. Le has ayudado a venir al mundo, y seguro que es una experiencia que ni tú, ni la madre, ni el bebé cuando sea consciente olvidaréis. ¡Enhorabuena a todos!

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